lunes, 9 de marzo de 2009
Soy muy desordenada a veces. Estoy ante la mesa llena de papeles sobre
fonética y otras cosas y mi mente se va a un lugar muy oscuro, donde toda la gente es muy extraña, bajo la luz de unas velas un poco azules y verdes. Uno está tocando el violín, otros quejicosos susurran suavemente y tristes comentan el cadáver de un gato en la carretera. Seguido de un largo silencio donde se quejan del desprestigio de los locos en la sociedad y su peligro de abandono completo al olvido y a la incomprensión.
Otro está dibujando una luna en las paredes de la habitación, pues desearía tanto dormir cada noche tan cerca de ella cada vez que despierta temblando y cae en la certeza de que a ese instante le sigue otro y otro sin poder remediarlo y sin poder irse en pijama a la calle a abrazarlos a todos. Necesita tanto vivir en y por la luz de la luna. Tan triste como la idea de que tu abuela siempre ha sido vieja para tí. O como cuando te levantas de la cama asustado y está la melancolía que crece en la ducha y luego vas a la calle y coges una margarita porque sabes que en el fondo de cada uno de tus pensamientos está él y la coges por él y escuchas el silencio de todas las palabras porque al menos está él. Te sientas en la silla a escucharlo, porque sabes que en su voz encuentras todo lo que a veces pensaste cuando cogías trenes y bicicletas buscando esa luz, que es tan tan hermosa que no puedes parar de llorar. Pero siempre está la finitud pisándote las ilusiones. Hay un monstruo en la debilidad. A veces te tira del pelo y te pregunta por qué no hiciste lo que debías, por qué te sientas a esperar algo que no llega. Por qué en lugar de lamentarte y de hacer lo que tenías y temías hacer, te fuiste a escuchar a la mendiga que canta ópera y que tú sabías que ella tampoco hizo lo que debía hacer. Quizás no lo hiciese porque imaginar el bosque es mucho más seguro que ir a él y encontrarte que allí, por las noches también hay mucha oscuridad y que el miedo también está allí: ¿Acaso algo nuevo? Se repite una y otra vez. Aunque tú quisieras coger una estrella no puedes salirte de lo que eres. No se busca la tristeza, sin embargo viene si te inmovilizas. Y te abandonas y no haces por comprender a los demás, que están ahí, que son tan parecidos a tí pero que jamás te entienden, porque finalmente somos todos tan infinitamente diferentes que cuando yo te miro, tú jamás podrás imaginar que lo que pienso sobre tí es tan disparatado. No somos dueños de lo que pensamos ni sentimos. Yo quería hacer lo que debía hacer, pero vi una tragedia y salí corriendo, como cuando era muy niña y escondí las tizas para no tener que salir a la pizarra.
Cuántas ganas tengo de volver a llegarle a mi papá por las rodillas y que me lleve en la moto a coger fresas en el campo al atardecer y que me lleve a dormir en brazos mientras finjo que estoy dormida y no puedo ir hasta la cama yo sola... y estoy feliz por estos maravillosos momentos.
Y me pongo a pensar en una mujer con un sombrero que está sentada en un banco de la calle muy frío, leyendo el periódico de hace tres días, sin que eso le cree la menor sensación de sinsentido. Y que esté allí, con las manos heridas porque la maleta que lleva llena de dibujos y versos a nadie le importa y todos los llenan con su indiferencia, rechazando a esa mujer que es parte de esta gran familia, y que por ello debiera de tener cabida aquí, a comprenderla, pues tuvo su infancia, tuvo sus sueños, tiene y tendrá sus esperanzas. Y por qué la rechazan... por qué no podrá pensar así ¿Por qué ella no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
maga, supongo que en la tragedia, o en el recuerdo, o en la nostalgia (que es aquello que pudo ser y no fué), podemos encontrarnos de pronto en el cuerpo de esa anciana, alcanzar el estado de gracia, que incluso ella alguna vez, también buscó.
ResponderEliminarme gustaría comentar más largo y tendido, pero temo aburrirte,
un beso
- Maguita, cuanta melancolia hay siempre en lo que no logramos entender, como nos sueltan lágrimas los recuerdos, cuanta ingusticia nos ahoga el alma. Te quiero maguita. Bsos. Ade
ResponderEliminarEs un relato muy melancólico y está lleno de sentimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿no puedes salirte de lo que eres..?¿no somos dueños de lo que pensamos..? tal vez... pero yo lo intento cada día. Es el único modo de conseguirlo.
ResponderEliminarUn beso.
La vida así va y así es, pero tus escritos son muy buenos..
ResponderEliminarsaludos fraternos
un abrazo
Hermosa obra, me gustaría realizar una ilustración basada en mi interpretación de tus textos, si no te molesta.
ResponderEliminarCuanta tristeza hay en esas palabras ...pero son de una belleza y profundidad maravillosas
ResponderEliminarun abrazo
Cariño, si creía que me iba a gustar conocerte, ahora estoy segura. ¡Verás que guay quedará nuestro proyecto! "Hay un monstruo en la debilidad" es genial, en serio.
ResponderEliminarPero este texto es para hablarlo en persona. sí, sí.
Suerte con tu fonética y adelante!!!
Besitos
Deambulando en los posos oscuros de tu alma y sacando a la superficie tus letras, arduo trabajo el de este escrito. Te felicito!
ResponderEliminarBesos
Letras llenas de contenido, tintadas de gris...
ResponderEliminary me pregunto quien se cree lo bastante cuerdo para diferenciar a un loco del que no lo está...
en esta vida debemos tener todos una proporción de locura necesaria para poder sobrevivir....
un beso. Marea@
magnífico relato maga..."nostalgiando" nos pasamos la vida... entre la locura y la esperanza...
ResponderEliminarBESOS
muy sentimental relato. me gustó. me quedó Un beso
ResponderEliminarRoxana
tu relato es fantastico, la nostalgia nos hace volver a ese tiempo pasado, tratando de rescatar esos momentos magicos guardados en el ayer.
ResponderEliminarte dejo un saludo
Maga déjate llevar a donde tu "maravillosa" imaginación te lleve...corre por esos senderos de incertidumbre, nunca te pares, porque dejándote llevar, nos dejas de parir hermosas palabras.Te leo una y otra vez y cada vez me gusta más...
ResponderEliminargracias por tus palabras en mi rincón clandestino: Alegraron mi mañana.
querida maga, imagino como escribes... la vista fija en la pantalla y tus manos sin dejar de teclear, imaginando palabras..
ResponderEliminarY lo mejor es que lo haces con sutileza y pasión y mucho sentimiento...
es un placer leerte y muy bonito
zzun abrazo
Lluis
Tienes algo escribiendo, definitivamente tienes algo...
ResponderEliminar:o)
Que soltura y expresion en el escribir! Un encanto leer tus posts, un abrazo :-)
ResponderEliminarUN PLACER PASAR POR ACA, NUESTRO LIBRO FAVORITO ES EL MISMO =) =)
ResponderEliminarVOY A SEGUIR LEYENDOTE, UN ABRAZO
De la tristeza y la melancolía salen impresiones muy personales y profundas.
ResponderEliminarBesix con abrazix si estás tristona.
Maguita...te cuento un secreto? Sabés que si mirás fijo la luna por un rato largo te cuenta historias al oído, iguales a esas que nos contaban antes de dormirnos cuando éramos niñas, te hace una caricia y si se lo pedís se queda dibujada en la pared de tu habitación toda la noche?...hacé la prueba, vas a ver...yo lo hice, lo hago a veces y es maravilloso. Un abrazo de luna.
ResponderEliminarQuerida Maga Gris, en mi blog hay para tí dos premios. El premio Vivir y el Premio Blog Maneiro! Gracias por compartir tu existencia :-)Un abrazo, Gustavo.
ResponderEliminarHola Maga Gris:
ResponderEliminarPara tus papeles desordenados, para la fonética, para tu mujer con un sombrero sentada en un banco muy frío de la calle. Para vos. http://www.youtube.com/watch?v=OjYNEDlturE&feature=related
Maga, una vez más camino entre tus palabras.
ResponderEliminarQué hermosa entrada.
Un abrazo de fin de semana
wow! tu relato me dejó casi sin aliento... así de intenso lo sentí.
ResponderEliminarbesitos.
¡Muy bueno!
ResponderEliminarMucha gente trata de locos a otros, ¿pero quienes son los locos? ¿Quienes son los cuerdos? y la mejor pregunta: ¿Quienes son más felices?
Matías N. Añino
paso a dejr un saludo.q estes bien.-
ResponderEliminarSaludos!!
ResponderEliminarQue buenos textos. Ub beso, Maga Gris.
ResponderEliminarUn texto atrayente, me ha gustado. Por cierto, yo también soy malagueño,
ResponderEliminarUn saludo Maga, no hace falta que nos veamos en Paris...